• Ahí se la juega mientras avanza en las desinversiones, pero con las negociaciones estancadas.
  • Abengoa aplaza la presentación de resultados a finales de mes, al margen de la volatilidad en bolsa.
  • México visualiza la estrategia de Urquijo, pero espera a la homologación judicial para salir del concurso.
  • En Brasil tiene al comprador de activos para pagar a los acreedores pero depende de una subasta sin fecha y las pegas del Gobierno.
Abengoa se la juega en dos países, México y Brasil, mientras avanza en desinversiones para hacer caja (léase, pagar deuda incluida en el pacto de acreedores), y a la espera de una solución sobre Atlantica Yield, que sigue estancada. Es decir, las negociaciones no avanzan, a pesar de la importancia para despejar su futuro (la venta del 41,5% por 900 millones de dólares y la prima que corresponda sobre el precio medio de cotización, entre el 8% y el 14%). En esa espera, el único ingreso viene del dividendo. La empresa, de momento, no pone fecha concreta a los resultados del primer semestre, que presentará con más probabilidad la cuarta que la tercera semana de este mes. Mantiene un sigilo total para no dar ninguna pista al respecto, a pesar de la volatilidad en bolsa, que no considera relevante y que está dentro de lo previsto a ese respecto. México es un foco de buenas noticias para Abengoa, al tiempo que visualiza la estrategia de Gonzalo Urquijo (en la imagen) -impulso de los proyectos llave en mano en ingeniería limitando los riesgos- pero no ha conseguido la homologación judicial para salir del concurso de acreedores. De México depende también la segunda gran fuente de ingresos después de Atlantica Yield. Es la planta de cogeneración AT3 (Tercer Tren), que venderá una vez construida; hablamos por tanto de 2018. En México ha firmado un acuerdo con los acreedores y bonistas, con un respaldo superior al 90%, pero la juez que lleva el caso, Gabriela Elena Ortiz, se niega a dictar sentencia hasta que no estén resueltas todas las apelaciones, lo cual retrasa los pasos pendientes para la reestructuración de la deuda. La cara más amable está en la venta de la central de ciclo combinado Norte III, que figuraba en la lista de desinversiones, al tiempo que conserva la planta de tratamiento de agua de la central, que si es un negocio estratégico. Esa venta puede aportar unos 27 millones de euros a las arcas de Abengoa. Encaja en la misma línea de la selección, por Gas Natural Fenosa, para que amplíe la planta de tratamiento de agua su ciclo combinado de Norte Durango. Y por la misma razón ha desinvertido en otros proyectos que se alejaban de ese marco en Europa, EEUU, China o la planta termosolar israelí de Ashalim. Ahora bien, en México espera también a la decisión de la homologación judicial, que puede complicar su renuncia al acueducto de El Zapotillo, uno de los mayores proyectos de construcción de Abengoa en ese país. El proyecto está también la lista de las desinversiones, pero figura en el plan de reestructuración pactado. La ingeniería ha justificado su decisión con buenas razones, como el retraso de tres meses, por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para los derechos de vía. Abengoa no estaba dispuesta a poner más "tiempo, dinero y recursos" y ha pedido, además, una compensación por la inversión de 470 millones realizada hasta ahora. Abengoa depende también de los avances procesales en Brasil, donde tiene ya el acuerdo con los acreedores, pero con la venta de los activos estancada (en concreto, las líneas de transmisión eléctrica). Y eso que hay un comprador, el fondo americano TPG (Texas Pacific Group), que pagaría más de 100 millones de euros. Es el dinero que esperan cobrar los acreedores, al tiempo que Abengoa se libraría de la deuda de sus filiales en ese país (casi 400 millones de euros), que también asumirá TPG, según los términos del acuerdo. Pero ambos extremos dependen de una subasta, y no se avanza en la fecha. El compromiso de TPG, en cualquier caso, afecta a los siete proyectos de líneas de transmisión acabados. Quedan otros nueve, pendientes de reanudación, pero Abengoa se ha topado con la negativa de Gobierno. El Ministerio de Minas y Energía recomendó suprimir la concesión y Abengoa presentó después un recurso ante el regulador del país (Anaeel), pero no le ha dado la razón. La única vía que le queda ahora es un recurso ante la Justicia, pero si lo pierde, esos proyectos serían también subastados. Rafael Esparza