• Por primera vez, un magistrado utiliza todos los resortes de la Ley concursal de Guindos para evitar una quiebra.
  • La tesis es clara: si hay facilidad para un acuerdo hágase todo para facilitar ese acuerdo.
  • El argumento ha servido tanto con las entidades que habían impugnado como con Felipe Benjumea.
  • Zurich Insurance, Greensill Capital y Bancomext tienen dos opciones: aceptar el acuerdo o perderlo todo.
  • Benjumea también ha querido cargarse el acuerdo, pero se ha encontrado con lo mismo.
  • El ex presidente ha pedido a los ingenieros que se vayan con él para un proyecto de energía de hidrógeno, uno de los más ruinosos.
El respaldo del 75% de los acreedores de Abengoa al plan de reestructuración era un requisito para vislumbrar algo más en el peculiar itinerario crítico que vive la tecnológica desde hace un año. Pero esas adhesiones son, en cualquier caso, provisionales hasta que el juez de lo Mercantil de Sevilla le dé el visto bueno para proceder a la homologación judicial y que Abengoa evite el concurso de acreedores. Y eso precisamente es lo que va a ocurrir, en plazos, a partir de este vienes, 28 de octubre. Después de un año en situación de preconcurso (desde noviembre de 2015) y con siete meses de prórroga (de marzo a octubre), podemos empezar a hablar ya de otra etapa, en la que entra en juego la nueva Abengoa, según fuentes conocedoras del proceso. ¿Dónde está, sin embargo, lo más importante de este hito, por llamarlo de algún modo? La respuesta es clara: en el propio juez de lo Mercantil, que se ha servido de todos los resortes de la Ley Guindos sobre procesos concursales para evitar la quiebra de una empresa, en este caso Abengoa, o facilitar la viabilidad. En otras palabras, de correr un riesgo real de protagonizar la quiebra empresarial más sonada escapa de esa situación en las condiciones pactadas in extremis, en agosto, entre los acreedores bancarios y los hedge funds comprometidos en el rescate (con la aportación de 1.169, millones, 500 de ellos dinero nuevo y con un coste real de la financiación que alcanza el 24%). ¿Qué ha hecho en concreto el juez de lo Mercantil? Servirse de un argumento que brinda la Ley Guindos y que se concreta, básicamente, en si hay facilidad para un acuerdo, hágase todo para facilitar ese acuerdo. Y esto, ha servido tanto para las partes litigantes como para el principal accionista, la familia Benjumea. A los dos les ha parado los pies para alcanzar un acuerdo. Vamos, en primer lugar, contra los litigantes, las entidades Zurich Insurance, Greensill Capital y el mexicano Bancomext. En contra de lo que se ha publicado, no es que estas tres entidades, que habían impugnado el acuerdo suscrito en marzo, hayan quedado fuera del mismo. No así y no hablamos de poco dinero, sino de pólizas sobre créditos si fallan los créditos y los créditos calificados de contingentes ascienden a 10.000 millones de euros. Lo que les ha planteado el juez a esa tres entidades es lo mismo que lo anterior: si hay facilidad para el acuerdo, faciliten el acuerdo. El magistrado sólo ha estimado parcialmente la impugnación con referencia a un punto muy técnico: deuda que podría resultar de la ejecución de una garantía real. En consecuencia, esas tres entidades tienen dos opciones, o aceptar el acuerdo o perderlo todo. Dicho con otras palabras, el argumento del juez ha sido que como el valor de la empresa es cero -porque está en quiebra-, pueden ejecutar su póliza, pero no cobrarán nada porque la referencia de la empresa es cero: no vale nada. En este punto, sobre el que ha trabajado el equipo de abogados de Abengoa, cabe señalar la sintonía de criterios del juez y Gonzalo Urquijo para encontrar la viabilidad de la empresa de acuerdo con la Ley Guindos. Los dos han llegado al caso por distintas vías: uno se lo encontró en los tribunales por la situación de preconcurso y el otro fue el hombre elegido por la banca para guiar los destinos de la tecnológica. Gonzalo Urquijo será también, a partir de la junta extraordinaria del 22 de noviembre, el presidente del Consejo de Aministración, como ya les contamos al informar del desconcierto en la fase previa a tener el apoyo del 75% de los acreedores. Por cierto, Hispanidad también se adelantó al resto apuntar a ese anuncio un día antes de que se produjera, al señalar la euforia entre los negociadores. Todo lo señalado hasta ahora ha servido también contra Felipe Benjumea, que también ha querido echar leña al fuego en el caso. La estrategia del ex presidente de Abengoa es fácil de entender. Reclamaba al grupo el valor en libros que reflejaban sus acciones. Pero se han encontrado con el mismo argumento que para las aseguradoras: si la empresa está quebrada, no vale nada. Por eso el juez ha recordado a Felipe  Benjumea que se atenga al acuerdo para salvar Abengoa, en el que explica el dinero que se va a poner y en qué condiciones. También en este punto el juez se adelanta a la nueva Abengoa y al reto que tiene por delante. Téngase en cuenta, además, que sigue el proceso judicial contra Benjumea por la vía civil. Arrancó en diciembre de 2015 por la indemnización de 11,5 millones de euros que recibió por su salida y no se ha detenido. Es el mismo proceso que afecta al ex consejero delegado Sánchez Ortega por su indemnización de 4,5 millones. Pero el caso podría pasar a la vía penal y el cambio sería drástico en las responsabilidades. La realidad, sin embargo, es la que no cambia. A este respecto, cabe señalar la actitud de Benjumea, que no ha dejado de molestar en la casa. Incluso ha pedido a los ingenieros de Abengoa -la cara visible de la valía de la empresa- que la abandonen y se embarquen en nuevos proyectos con él. Por ejemplo, para un proyecto de hidrógeno, que paradójicamente fue uno de los puntos más ruinosos para Abengoa. Es una buena energía, pero muy inestable. Rafael Esparza