• La esposa de Felipe VI odia al PP y se ha convertido en una entusiasta del Frente Popular, Podemos-PSOE.
  • Doña Letizia aboga por el mismo movimiento que, en 1931, terminó con la monarquía en España y luego provocó la Guerra Civil.
  • Lo cual aleja la solución más lógica –que no la mejor-: un gobierno PP-PSOE-C's… presidido por el PP, pero no por Rajoy.
  • Mientras, el partido, y el Gobierno, de Génova se convierte en una jaula de grillos.
  • Rajoy, deprimido y abandonado, se encierra con Viri y Martínez de Castro.
  • Mientras tanto, cada cual dispara por libre. Todos quieren ser presidentes en el PP: Soraya, Margallo, Guindos.
  • Y José Manuel Soria quiere liderar el partido… y se machaca en el gimnasio.
  • Pedro Sánchez aprovecha para seguir adelante con su paripé: sabe que Podemos y Ciudadanos cederán y él será presidente, que es de lo que se trata.
Mariano Rajoy ha descubierto que los españoles no le van a orecer en bandeja que permanezca como presidente del Gobierno, Y eso le sorprendido. Rehusó intentar formar Gobierno, Sánchez cogió el testigo… ¡y ahora resulta que puede formarlo! Mariano está convencido de que el español es un pueblo ingrato. Nos ha sacado del abismo y así se lo pagamos. Ahora llora su soledad, deprimido y abandonado de todos, encerrado con su esposa Viri y con su segunda esposa –en sentido institucional- la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, aislado del mundo exterior. Mientras, todos levantan la mano para ser presidente: Soraya, aunque ya con pocas esperanzas, Margallo, que se divierte un montón con esta cosa o el independiente Guindos, un tipo que ofrece confianza a los mercados. En cuanto sepamos quiénes son los mercados podremos evaluar esa confianza. Y José Manuel Soria se machaca en el gimnasio porque se ha empeñado en liderar la regeneración del partido, paso previo a La Moncloa. Su modelo es su amigo Aznar. Hasta se le parece, sólo que sin alzas, porque don José Manuel es más alto que don José María. Tampoco lo tiene muy claro porque en el PP ningún veterano quiere irse a casa. Los jóvenes, incluido Pablo Casado, tampoco ofrecen muchas neuronas y perder al aforamiento puede resultar peligroso. Y es que los jueces se han vuelto puritanos y justicieros y claman por el día de la venganza que, al parecer, ya ha llegado. Por el momento, lo más renovable del PP, Celia Villalobos, repite como vicepresidenta del congreso. Y eso que Villalobos ha conseguido que no le aguanten ni el PP ni en la oposición. Mientras, Pedro Sánchez se comporta ya como si fuera presidente. El 21 de diciembre todos le señalaban al imberbe el camino de casa y ahora ya recibe al presidente en funciones y hasta se permite aconsejarle que vaya a la oposición parar regenerarse y sobre todo, para generar callos en las posaderas, calentando un sillón sin mando. Lo hace por el PP. Pero a Sánchez le ocurre lo mismo que a su clon de origen, Zapatero: nació con una rosa en el culo. Le ha salido un aliado donde menos podía esperarlo: la Reina Letizia, cuyo amor por toda manifestación artística sólo es superado por su odio a la derecha, a lso curas y a los militares. Como ya adelantamos en Hispanidad, la esposa de Felipe VI está especialmente activa en el proceso y aboga por Podemos, es decir, por un Frente Popular (el mismo movimiento que acabó con la monarquía en España) que luego, una vez fanatizado, provocó la Guerra Civil española. Y su esposo la deja hacer: jamás ha sido capaz de controlarla. Como Reina consorte, quiero decir. Al final, las animadversiones de Letizia se han concretado en un pulso entre Rajoy y Felipe VI. Pero no nos engañemos, ambos son culpables. Rajoy porque, vago y arrogante, no quiso formar gobierno. Felipe VI, porque ofreció formar un gobierno a un señor con 90 diputados y que pretendía pactar con los leninistas de Pablo Iglesias. Al final, Sánchez va directo hacia la Presidencia y lo pero es que quien impondrá las ideas, o la falta de ideas, que son las más peligrosas, en ese Ejecutivo será Pablo Iglesias. A Sánchez le basta con ser presidente. Lo de gobernar es otra cosa. Y doña Letizia feliz. Y todo esto aleja la solución más lógica –que no la mejor-: un gobierno PP-PSOE-C's… presidido por el PP, pero no por Rajoy. Es que Rajoy se negaba a marcharse. Eulogio López eulogio@hispanidad.com