Sr. Director: Hay una película que he visto muchas veces, El Álamo, y no por su temática de guerra y violencia, sino por unas escenas en las que Davy Crockett deja su rifle y sube con su violín a la muralla de la Misión del Álamo, en San Antonio, Texas. De repente se hace un silencio sepulcral, y comienzan a sonar en el recinto de la batalla las notas de una bella melodía, a la que los músicos del General Santana, acompañan con los tambores de guerra… El nuevo Davy Crockett se llama Willy Arteaga, un joven de 23 años e integrante de la Orquesta sinfónica juvenil de Venezuela,  que toca su violín en las protestas contra Maduro, convencido del gran poder de persuasión que tiene la música para amansar a las fieras… No se arredra por nada, a pesar de que un guardia de la GNB le agarró el violín, arrastrándolo por la calle rompiéndole las cuerdas y hundiéndole el puente; también le agarró la bandera venezolana, y su teléfono… Davy Crockett murió en El Álamo, teniéndole mucho miedo los soldados mejicanos por su gran puntería. Un soldado mejicano, en una escena, se dirige al general Santana: ¡"Cuidado con Davy, mi general, dicen que Crockett mató una mosca en el rabo de una mula a una distancia de 180 metros"!… Willy Arteaga quiere para el clima de violencia que hay en Venezuela, con su música pacífica, tocando su violín en medio de los gases lacrimógenos, las detenciones de opositores,  las balas, y los disparos de pelotas de goma. Hasta ahora el saldo es negativo para su parte, por pérdida de cuerdas, y rotura del violín; amén del robo de la bandera y el celular. ¡Pero el poder de la música es muy grande! ¡Sigue tocando, Willy Crockett Arteaga! ¡Ojalá que sus melodías, si lo dejan tocar, consigan llevar la paz a Venezuela! Cayetano Peláez