Sr. Director: Como no es previsible que se resuelva electoralmente el problema con los separatistas catalanes, algunos invocan una reforma de la Constitución como el recurso más idóneo para solucionar esta y otras cuestiones. Pero sorprende cuando nos dicen que el sentido de tal reforma consistiría en «profundizar» más en las Autonomías, reconociendo que somos en realidad una nación de naciones... Con ello se trataría de llegar a una especie de federalismo «avanzado» donde los vínculos de las regiones entre sí y con el Estado, quedasen aun más laxos de lo que ya se encuentran. O sea, que ante los excesos de algunas Autonomías, que tan caro nos están saliendo, la solución sería aumentar la diferencia y no la cohesión: justo lo contrario de lo que dicta el sentido común. Cuando algunas comunidades se han comportado como un tiovivo alocado que ha ido adquiriendo una velocidad excesiva, alcanzado una fuerza centrífuga que amenaza con lanzarnos a todos por los aires, la mágica fórmula que nos proponen es darle mayor potencia a la plataforma giratoria. ¡Sorprendente! Lo malo es que una reforma restrictiva de las Autonomías encontrará siempre la frontal oposición de los partidos políticos ya instalados en el poder, que ocupan con «sus gentes» las múltiples e insaciables instituciones. Que no hay mejor invento para colocar políticos y afines que el Estado de las Autonomías. Miguel Ángel Loma