Sr. Director: Aunque ya he escrito en varias ocasiones condenando la barbarie terrorista y la violencia, no podía dejar pasar esta ocasión sin hacer alguna reflexión sobre los atentados del viernes 13 de noviembre en París. Yo creo en el poder de la oración. Así que, en cuanto me enteré de la noticia, mi primera reacción fue rezar por las víctimas y sus familiares. También recé para que los terroristas cambien sus corazones enfermos por otros que sean capaces de ver en los demás a seres humanos de cuyas vidas no pueden disponer, aunque sean y piensen de forma diferente. No sé qué justificación se darán a sí mismos o a otros (si es que consiguen inventarse alguna) para cometer semejante canallada. Pero espero que entre todos los que somos defensores de la paz, unidos por la fuerza de la razón y del respeto a los valores fundamentales, seamos capaces de acabar con esta lacra, con todos los medios que la sociedad y los gobiernos tienen a su alcance. Isabel Pinaglia