Sr. Director: Con motivo del caso del niño inglés me he vuelto a plantear el caso de la eutanasia, si los parientes próximos aceptan la decisión médica, no se plantearán cuestiones jurídicas. Pero no deja de resultar inquietante esta insólita reaparición de la abolida pena de muerte, no como sanción penal, sino como decisión administrativa que valora las condiciones en que es lícita o ilícita la supervivencia humana. Refleja en cierta medida la reducida capacidad de aguante en una sociedad envejecida ante el dolor ajeno irremediable e inaceptable: se prefiere eliminar a quien provoca ese sufrimiento en uno mismo. En el fondo, no se busca la muerte digna de otra persona, sino la desaparición de la causa de un dolor propio insufrible. Jesús D.