Sr. Director: Los jacobinos lo inventaron y Coca-Cola remodeló su figura, transformándolo en un gordo bonachón. Papá Noël debiera decirse en español "papá noelio". En español se ve claro cómo noelio viene del neo helios, nuevo sol, lo que es claramente paganizante. Mientras que en la tradición española los juguetes a los niños se los traían los Reyes Magos, en la mayoría de los países de Centroeuropa -Alemania, Austria, Suiza, Francia- los regalos a los pequeños los ponía el niño Jesús el día de Nochebuena debajo del árbol de Navidad. La excepción eran Holanda y Bélgica, que constituían los Países Bajos, con otra tradición. Pero en la Francia de la Revolución, durante la época de la Convención, a fin de intentar borrar todo vestigio del cristianismo, fue abolido el calendario cristiano y se introdujo otro de nueva invención, que intentaba adaptarlo al sistema métrico decimal y eliminar del mismo las referencias religiosas cristianas. El calendario adoptado por la Convención Nacional, controlada por los «jacobinos» el 24 de octubre de 1793, fijó su comienzo el 22 de septiembre de 1792, fecha de la proclamación de la República, con lo que comenzó trece meses y dos días antes de ser oficialmente adoptado. El 1 de enero de 1806 o, mejor, en la medianoche del 31 de diciembre de 1805 (el 10 de «nivoso» del año XIV) fue abolido por Napoleón Bonaparte. Como los niños franceses tenían la costumbre de recibir juguetes el día de Nochebuena, los «preclaros jacobinos» inventaron a «Papá Noel» (Papá Navidad) para que les siguiera trayendo los regalos a los peques franceses. Ése es el origen de la imbecilidad de «Papá Noel». A los niños holandeses y belgas les traía y sigue trayendo los juguetes San Nicolás (Sint Nikolaas o Sinterklaas), un Obispo que viene de España, a quien acompaña un criado negro, llamado Pedro el Negro (Zwarte Piet), que entra en las casas por la chimenea cargado de regalos, que coloca en los zapatos que los niños han dejado la víspera del 6 de diciembre junto al fuego. El origen de esta tradición viene de que San Nicolás de Bari, patrono de Amsterdam y los marineros, volvía a casa para celebrar la fiesta -que tiene lugar el 6 de diciembre- y traía regalos para sus hijos. Como durante la Edad Media el puerto de Amsterdam -como otros muchos de la Liga Hanseática- mantenía un intenso tráfico con los del norte de España, especialmente con el de Bilbao, por donde salía la lana del mercado de Medina del Campo, muchos marineros regresaban de nuestro País. Lo del criado negro que entra por las casas a través de la chimenea pudiera ser que venga de que se pone como un deshollinador al hacer la maniobra o provenir de la creencia popular de que en España, como estuvieron los «moros» durante muchos siglos, había población de raza negra. Cuando los holandeses de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales fundaron en 1625 en la punta sur de la isla de Manhattan en el valle del Hudson un asentamiento fortificado que llamaron Nieuw Amsterdam, lugar estratégico para el acceso fluvial del comercio de pieles que se convertiría posteriormente en la ciudad de Nueva York, llevaron con ellos sus costumbres, entre ellas la de Sint Nikolaas o Sinterklaas, nombre que en la burda pronunciación angloparlante posterior se deformó en Santa Claus. Posteriormente la empresa Coca-Cola remodeló su figura manteniendo los colores blanco (del «alba») y rojo (de la «capa pluvial») del obispo, pero transformándola en un gordo bonachón y barbudo con gorro rojo contra el frío (en vez de la mitra) y fundiéndola, en plena ceremonia de la confusión, con la imbecilidad de «Papá Noël», que muchos presuntos «progres» intentan favorecer para tratar de ir borrando los vestigios cristianos de la Navidad. Hago un llamamiento a los padres sensatos para mantener la costumbre española de los reyes magos y desechar lo esperpéntico de «Papá Noel».