Sr. Director:  

Como dijo el Papa Francisco, no hay una guerra buena o una guerra mala y nada puede justificar tales instrumentos de exterminio contra la población. La del Papa es, sin embargo, una de las pocas voces que clama en lo que parece ser el desierto del escenario internacional. Una vez que ha remitido la crisis migratoria, que el Estado Islámico ha sido derrotado, y que se ha llegado al acuerdo de algunas treguas humanitarias, por otra parte poco respetadas, parece como si la opinión pública internacional se hubiera acostumbrado a convivir con el drama de Siria y a prestarle escasa atención, desde una cierta indiferencia. 

Sigamos, como hace el Papa, alzando la voz contra el olvido y rezando para que los responsables políticos y militares elijan el otro camino, el de la negociación, el único que puede llevar a la paz y no a la muerte y a la destrucción.