Sr. Director: Mientras la aplicación de la ley sigue su curso para impedir su rebeldía frente al Estado y la Constitución, el presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, está ofreciendo un espectáculo bochornoso al suplicar a la CUP su apoyo para seguir en el poder y liderar la consumación de la estrategia separatista. A Mas le quedaba un último gesto para no perder su dignidad: acatar la resolución del Tribunal Constitucional, renunciar a su candidatura y convocar nuevas elecciones. Ha preferido la huida hacia delante, sin importarle la humillación de entregarse literalmente a un partido antisistema, que se opone a la integración de una Cataluña independiente en la Unión Europea, es decir, al sueño que había vendido el propio Mas a sus electores. Jaume Catalán Díaz