Sr. Director:  

Abundan los testimonios de familias que se vuelcan con quienes nacen con una discapacidad o sufren lesiones y enfermedades a lo largo de su vida. Y son frecuentes las historias de entrega y generosidad en las familias para cuidar a sus miembros mayores. “A veces las circunstancias laborales, económicas, el tamaño de las viviendas y otras situaciones lo pueden hacer complicado”, reconocen los obispos, que piden un mayor reconocimiento a esta labor y más ayudas públicas.

Pero la experiencia demuestra también que estas familias son más sólidas y felices. Si la protección de los más débiles es un rasgo que define lo humano, el entorno privilegiado para estos cuidados es la familia, por lo que no exageran los obispos cuando la llaman “el santuario de la vida”.