Sr. Director:

Ante la expansión de los crímenes perpetrados por terroristas yihadistas y previendo que este “conflicto” no hará más que aumentar, quizá lo más prudente sea ir organizando ya comisiones de esos importantes personajes que responden al modesto nombre de intermediarios internacionales (e incluso “artesanos de la paz”) y gozan de estómago suficiente para reunirse con aquellos asesinos que invocan alguna causa política o religiosa para justificar sus crímenes. 

Aunque también es cierto que estos próceres son expertos en intermediar en unos “conflictos” que sólo les afectan para salir en una foto que quede para la posteridad. Como ha sucedido últimamente con todos esos que se han ido citando en Francia con los valedores de los etarras, abogando por un final del “conflicto” que implique excarcelaciones y demás beneficios con estos criminales. Convengamos que, si los asesinos etarras tienen derecho a tan privilegiado trato, negárselo a los grupos de asesinos yihadistas que vayan sintiéndose molestos por cumplir sus condenas en la cárcel, significaría una injusta discriminación. O todos moros (con perdón) o todos cristianos (con más perdón aún).