Sr. Director:
En la reforma de la Formación Profesional para el Empleo las espadas están en alto.

Por un lado el Gobierno quiere racionalizar el gasto y la gestión de unos cursos que han sido terreno abonado a todo tipo de picarescas.

Por otro, y con los sindicatos en horas bajas tras múltiples escándalos, la patronal rechaza quedar apartada de unos cursos que en parte pagan las empresas.

Si a ello sumamos que las autonomías gestionarán más de mil millones de la nueva formación, la necesidad de extremar los controles está más que justificada.

Xus Madrid