Sr. Director: En tiempos de pensamiento débil, banalización u ocultación de la muerte, e incluso ridiculización de lo que estereotipadamente se piensa que es la santidad, características que concuerdan con el tiempo que nos ha tocado vivir, hemos de imitar los gestos de amor y misericordia de los santos. Aunque a nuestros ojos puedan parecer insignificantes, esos gestos evangélicos como una ayuda generosa, un tiempo dedicado a escuchar, una visita, una palabra buena o una sonrisa, son eternos a los ojos de Dios, porque el amor y la compasión son más fuertes que la muerte. Y es que las Obras de Misericordia están más vigentes que nunca. Jesús Domingo Martínez