Sr. Director: Leía un titular de la prensa de mi ciudad en el que se decía que cada día hay casi dos detenciones por violencia de género, se trata de una ciudad pequeña con un alto nivel de vida. Al pensar en el caso me preguntaba: ¿Cómo es posible? No he encontrado respuesta pero si he pensado en el tema de los suicidios. Y es que una de las cuestiones que llama más la atención sobre el suicidio, por lo que tiene de paradójico, es que en los países más "felices" se registran mayores tasas de suicidio. En la elaboración de un importante informe, los científicos responsables del mismo pretendían documentar y analizar las causas de esta paradójica relación entre felicidad y suicidio, entendiendo por felicidad aspectos como tener suficiente dinero para hacer y comprar lo que deseas: una casa agradable, comida, ropa, coche, ocio; y todo ello dentro de lo razonable. Además de tener una vida saludable, libre de dolor y capacidad para cuidar de uno mismo. Para ello, contrastaron las primeras posiciones del ranking de los 10 países más felices del mundo, elaborado por la revista Forbes, con las tasas de suicidios de esos mismos países. Esos 10 países eran en aquel año, por este orden, Noruega, en primera posición, seguido de Dinamarca, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Canadá, Suiza, Países Bajos y Estados Unidos. La lista estaba basada a su vez en un estudio que elabora el Instituto Legatum de Londres, calificada como "Índice de Prosperidad", que amplía la clasificación hasta un total de 110 países. Así, las conclusiones del estudio determinaron que países europeos que aparecían en ese decálogo de felicidad, o en los siguientes primeros puestos, como Dinamarca, Islandia, Irlanda y Suiza, así como Estados Unidos o Canadá, eran al mismo tiempo los que mostraban una mayor tasa de suicidios. La gran paradoja: la tasa de suicidios es mayor en los países más felices. En el caso de mi ciudad podría llegar a la misma conclusión. Sin duda el amor está por encima de las posesiones. Jesús Domingo Martínez