Sr. Director: El proceso independentista catalán se ha nutrido de un montón de engaños, y hasta los líderes lo vienen reconociendo en estos días: que no habría fuga de bancos ni empresas, que habría un reconocimiento internacional, que Cataluña estaba preparada para gobernarse con independencia y que contaban con una amplia mayoría social. Sin embargo, en estos días estamos asistiendo a un nuevo "circo", atenuando los afanes de independencia, para no asustar a unos hipotéticos votantes el 21-D. Desde Bruselas, Puigdemont ha reconocido que cabe otra relación con España distinta a la independencia ¡y lo dice ahora! Más todavía: hasta Artur Mas dice ahora que habrá que ver tras el 21-D si hay apoyo para el independentismo. ERC y PDeCat también suavizan su postura ahora ante las elecciones tan importantes de diciembre. La mayoría silenciosa en Cataluña -silenciada, dicen algunos- tiene su gran cita electoral. Sería muy conveniente para Cataluña y para España que los partidos constitucionalistas puedan gobernar -Ciudadanos, PSC y PP-, y así acabar con la sangría de fuga de empresas y lograr que vuelva la normalidad en Cataluña, aunque eso no se logrará sólo con las urnas: como botón de muestra, basta saber que a no pocos "españolistas" se les anima ahora a irse de Cataluña -vecinos, colegas-, de modo expreso. Suso do Madrid