Sr. Director: Los atentados en Barcelona y Cambrils nos colocan , una vez más, frente al enorme reto de garantizar la seguridad de los ciudadanos en un mundo que se transforma al mismo ritmo frenético que lo hacen las amenazas que nos acechan. El radicalismo islámico se sirve de nuevas vías para captar a sus militantes y hacer de un joven, aparentemente integrado, un asesino en serie. El reclutamiento en las mezquitas más extremistas hace tiempo que quedó obsoleto y, por tanto, no basta con la vigilancia de estos centros de rezo y sus mensajes. Hemos de ir más allá. Los templos en pisos clandestinos y las reuniones secretas son el nuevo escenario en el que se origina el proceso de radicalización, además de las consabidas redes sociales. Solo en la medida en que consigamos adelantarnos a la amenaza lograremos conjurarla. Xus D.