Sr. Director: Me encontraba viendo las noticias. No es que me guste mucho. Últimamente no son más que noticias desagradables. Que si la violencia de género, que si los accidentes, que si los robos, que si los incendios…; y así hasta el cansancio. De vez en cuando sacan alguna que puede ser buena, de cosas buenas, y con todo y eso algunas te dan la impresión de ser falsísimas porque detrás se puede ver que hay intereses no muy claros. Y luego están los políticos. Que si tú eres esto, que si tú eres aquello. ¡Y la corrupción! Esto no se acaba. Ya estamos superados. Como si no supiéramos cómo somos y que esto y el poder, cualquiera que sea, Jefe de empresa, o de sindicatos, o político; van siempre unidos. Todo falsísimo. Pues estaba  en esto cuando sale nuestro líder "el colega", y contestando al Rajoy suelta: "me la trae floja, me la suda, me la pela, me la refanfinfla, y me la bufa". Me quede con mis ojos dando vueltas en la orbitas. Piripitiflautico. En plan colegas y en el barrio podemos hablar de esa y otras maneras, incluso tomando unas cañas o en el "círculo" hablamos como nos "sale". Pero ahora que tenemos 71 "chorbos y chorbas" que nos representan, antes no teníamos ninguno, no podemos quedar como niñatos o como gilis, que no tenemos argumentos para defender "lo nuestro" con otras muchas palabras que no tienen que ser finolis. Tenemos una lengua muy rica y muy abierta. Mi padre me dice siempre que no diga tacos. O palabrotas o palabras malsonantes dicho de forma más finolis. Así que el "colega" nos deja como los tontos del pueblo que se decía antiguamente. Y además ahora se pone chaqueta y para decir lo que ha dicho lo lee en un papel. ¿Dónde dejo el uniforme de camisa y pantalón de "Alcampo"? Qué falsísimo me está saliendo. A mi padre le oí en tiempos decirle a mi madre que el malo era Felipe y no el Guerra. Y por lo que me contaron ellos y otros colegas del sindicato el que hacía de malo era el Guerra y de bueno el Felipe. También llevaban uniforme, creo que era la pana en chaqueta y pantalón, o solo chaqueta, o el jersey de cuello vuelto de uno que se llamaba Marcelino. Y sacaron los tíos más de 200 diputados. Y anda que no dieron caña. Aquello del "tahúr del Misisipi", que le soltaron al Suarez, y otras muchas lindezas como me han contado. Pero nunca tacos o palabros. Y pensé que cuando elegimos a éstos, el Iglesias y el Errejón, iban  a hacer lo mismo, de bueno y malo. Pero se han peleado a la primera. Y a los de los círculos, nos han dejado dando vueltas. Y ahora como ya son, ¿o somos?, "casta"; salen con lo de la "trama". Así que a la hora de votar de 200.000 que nos inscribimos, o así, solo votamos la mitad y luego en el recuento no sale lo que votas. ¡Jo que pasada! Bueno que aunque vivamos en barrios periféricos, y como colegas hablemos como queramos, hemos estudiado más que nuestros padres. El Iglesias y el Errejón son profes de universidad, ¡casi nada! O eso dicen. Que yo no me he metido en averiguarlo. Y mi padre ha currado lo suyo, y además sindicalista. Y también mi madre, que siempre le ha apoyado en sus reivindicaciones y es maestra. Este "finde" vimos una peli, se titula "Las  nieves del Kilimanjaro". A mí me sonaba de aventuras. Pero no. Iba de un sindicalista, además jefe del sindicato, que pierde el trabajo en un Ere o cosa por el estilo. Bien pero a lo que iba. Estaba en su casa, con una terraza estupenda. Mesas, sillas y unas cervezas tomándolas con su mujer. Desde la terraza se veía una calle, así como de frente, por la que venían personas. Unos les saludaron desde abajo. Y su mujer le preguntó: "si nosotros fuésemos los de la calle, ¿qué pensaríamos viendo a otros como nos ven ahora? Y el marido le contesta: ¡qué burgueses!" Pues eso, cuanto falsísimo. ¡Que casta, qué burgueses! (continuará). J. R. Pablos