Sr. Director: ¡Más de 94.000 abortos provocados en 2015 en España! Este hecho de crucial relevancia y la frialdad irresponsable con que se suelen asumir, son para pararse a pensar y a conmocionarse. Poco cambia el que esta enorme cifra suba o baje algo en razón de circunstancias como la evolución de la emigración o el aumento del aborto químico. Nadie se engañe: son seres humanos, niños y niñas, quienes ven cercenado su más elemental derecho humano a la vida, a la libertad de vivir. No se engañe sobre derechos: no existe un derecho a decidir sobre la vida de un inocente. No se engañe a madres y padres que dudan si abortar: sí hay alternativas pacíficas y amorosas. No se engañe a los contribuyentes: ¿por qué se nos obliga a pagar más de cuarenta y siete millones de euros a centros privados abortistas, habiendo tantas necesidades no cubiertas de curación de enfermedades? Y el aborto de vidas inocentes impone también cada vez más el aborto de libertades, incluida la de discrepar públicamente y ofrecer alternativas frente a toda eugenesia abortista o eutanásica. El abortismo no es reductible a debates religiosos o feministas, sino que incumbe la supervivencia y la salud de toda la sociedad, pues el sistema abortista mina la demografía, el estado de bienestar, el estado de derecho, la democracia, y los mismos principios morales de una civilización humanista. Dr. Pablo López López