Sr. Director: En estas dos ciudades y, en pocos días, se han consumado dos graves ofensas a la Iglesia y a los sentimientos religiosos de millones de españoles. El perfil de las burlas me hace pensar que sus actores en realidad envidian el original, vamos, como el payaso que con sus risas oculta sus lágrimas, o como quien tiene un inadvertido anhelo de eternidad y no encuentra el camino. Señores payasos, no desesperen, el Espíritu habla a cada cual en su propia lengua, con tal que estén dispuestos a escucharle. Amparo Tos