Sr. Director: Y fue entonces, cuando el famosísimo presentador, aún calentito por los improperios dirigidos contra una folclórica tras el desaire que ésta le hizo con motivo del regalo de una perrita, animó al público que quiera disfrutar de compañía canina, no a que se comprasen un perrito, sino a que lo adoptasen; porque hay muchos abandonados. Pero el loable consejo de nuestro afamado personaje, que se ha erigido como un ferviente paladín de los galgos, resulta un tanto extraño e incoherente con lo que se predica en su programa; pues en éste se hace gala de que uno de sus colaboradores se encuentre en Estados Unidos, precisamente para traerse a dos niñas, fruto de una «paternidad» por encargo. Paternidad por encargo que es algo que se está poniendo muy de moda entre gente de cierto estatus social y económico, porque además cuesta un pastón (salvo que te salgas del circuito selecto, corriendo el riesgo de acabar en la cárcel). O sea, que mientras se anima a la gente a adoptar perritos, a la vez se apoya y elogia la compra de niños, pese a la cantidad de ellos que, por múltiples circunstancias, quedan sin padres en este mundo. Una compra de niños que en España, por cierto, no es legal. Comprar perritos, no, pero niños sí. Y por encargo; así como suena. Que no otra cosa es la denominada eufemísticamente «maternidad subrogada» o de vientres de alquiler, que ahora resulta que es algo muy guay. Miguel Ángel Loma