Sr. Director: Algunos pensábamos que tras el mandato de CiU, la llegada de Ada Colau al ayuntamiento de Barcelona supondría abandonar la política lingüística excluyente y cerrada del nacionalismo para dar paso a un mínimo respeto al bilingüismo. Nuestro gozo en un pozo. Desde numerosos documentos administrativos a convocatorias de subvenciones pasando por información para comerciantes o la última encuesta de servicios municipales del ayuntamiento están exclusivamente en catalán. Y la guinda son las últimas comunicaciones del consistorio en el centro de Barcelona: en catalán, urdú, árabe y tagalo pero ni una palabra en español. ¿Por qué el ayuntamiento no informa en la lengua que hablamos el 60% de los barceloneses y sí en otras que hablan apenas el 2%? ¿Tiene algún sentido esta obsesión contra el español, señora Colau? José Aparicio