Sr. Director: Rajoy ha decidido que las elecciones generales se celebren el día 20 de diciembre, cuatro días antes de la Nochebuena. Y el motivo de por qué ha querido escoger ese día solo la sabe él y su pitonisa, nadie más. ¿Las urnas harán que vuelva a casa por Navidad o que se quede en la Moncloa? Ya se verá. El caso es que no podía haber escogido una fecha peor. Cuando se acercan los idus de diciembre, allá por el día trece, la gente ya solo piensa en comidas de empresa, en comprar lotería y regalos o en escoger con quién va a pasar las navidades. No en ir a votar. Hasta ahora Rajoy había manejado bien los tiempos. Muchos creíamos que los comicios se celebrarían la primera o segunda semana de diciembre. Hacerlo el día 20 es demasiado tarde: en los buzones se van a mezclar los sobres de votación con las felicitaciones navideñas, y en las calles las llamadas por megafonía para ir a votar con los villancicos. Todo el mundo sabe que una semana arriba o abajo cuenta y mucho a la hora de celebrar unas elecciones. Todos menos Rajoy, claro. Jon García Rodríguez