Sr. Director: El pasado día 11, viernes, se ha recordado a las 193 víctimas de los atentados del 11 M y por primera en los 12 últimos años las diferentes asociaciones lo han hecho de forma conjunta. Es una buena noticia porque supone que una gran herida está en vías de cerrarse. Las diferencias que han mantenido durante este tiempo las diversas asociaciones ha sido la punta de iceberg de una polarización social y política que ha hecho mucho daño a España. Las bombas no solo se llevaron por delante la vida de casi 200 personas (193) y provocaron miles de heridos. La onda explosiva se trasladó a los espacios públicos porque se quiso instrumentalizar, mejor dicho se instrumentalizaron, las causas y los efectos de los atentados. Una circunstancia extrema como aquella, al igual que sucede en una familia que tiene que afrontar una desgracia, saca a la luz el tejido profundo de una nación o de cualquier organización social. El mal, y el terrorismo es una de sus peores expresiones, genera división. Produce una espiral de reproches casi infinita. Solo una conciencia viva y eficaz de los vínculos que nos unen podría habernos ayudado a afrontar una situación como aquella. Por fin parece que hemos escuchado lo que nos dicen los muertos de los trenes: la vida, también la vida en común, exige no olvidar nuestros ideales. También en este momento en el que afrontamos nuevas circunstancias, necesitamos tener memoria para avanzar. Xus Madrid