Prosigue la polémica sobre el Valle de los Caídos. Es mucho más que un conflicto ideológico, político o judicial. Es una pelea espiritual porque la cristofobia reinante está obsesionada con eliminar la Cruz de Cristo, signo de la Redención, de la conciencia de los hombres… y hasta de la vista de los hombres. Dicho de otra forma, lo que no soportan es la Cruz de Cristo, signo de la redención del hombre y de ahí toda la parafernalia sobre los restos humanos de Valle de los Caídos, un lugar de Concordia interpretado en la prensa moderada como una especie de campo de concentración nazi. Lo que menos importa del Valle de Caídos son las tumbas de Franco y José Antonio. Que se las lleven, aseguran los frailes benedictinos. Ni el monasterio mismo, que podría refugiarse en tantos monasterios vacíos. Pero lo que no tolera la cristofobia es la cruz, que se ve desde toda la sierra madrileña Lo mismo sucede en Callosa, donde un alcalde cristófobo retiró una cruz porque no soporta su visión.  Y entonces va una vecina y proyecta el signo en luz. Y como la cruz es signo, lo mismo da en piedra que en luz. Tiene su gracia. Porque un haz de luz queda en la vista y en la conciencia, lo mismo que una cruz de piedra. Hispanidad redaccion@hispanidad.com