Uno de los fenómenos de la economía durante los últimos años, ojo, de crisis, fue, y es, el abaratamiento constante de las tarifas aéreas. Ahora, el que no acude al aeropuerto, al menos una vez al mes, es un pringao, un 'don nadie'. Un mundo en continuo movimiento es un mundo que no piensa: embiste. Moverse mucho, por ejemplo, el viaje constante, no es un modo de pensar, aunque sí de abrir la mente hasta coger un resfriado. Respecto al ruido podría decirse lo mismo: todos hablamos y nadie escucha. O todos hablamos con el móvil y escuchamos los audios y vídeos del móvil y nos aislamos en una burbuja. El movimiento continuo y el ruido constante no permite ni pensar ni rezar. Eso no parece bueno. Hispanidad redaccion@hispanidad.com