En Podemos, como buenos camaradas que son, se trabaja con consignas. La penúltima consigna consistió en aquello de "somos un partido de orden". Y claro que son: como que ya están en el poder dentro y arriba. Ahora ya no les van las algaradas contra el poder porque, ahora, ellos forman parte del poder. Ahora la consigna ha cambiado: la palabra mágica de los chicos de Pablo Iglesias es "fraternidad". La solidaridad se le ha quedado corta y es que estos chicos neocomunistas son unos exagerados. Y el problema es que, desde la ilustración francesa, aquella bombilla fundida, sabemos que no hay fraternidad sin paternidad. No hay hermanos ateos sin padre Dios. Más que nada porque se trata de dos cosas: una contradicción teórica y una gran mentira en la práctica. Hispanidad redaccion@hispanidad.com