El gobierno polaco ha recordado la evidencia, actividad verdaderamente útil en los actuales momentos. Ha recordado que la vida comienza en la concepción y termina en la muerte natural. Y eso porque lo dice la ciencia, no la religión, aunque la religión también lo dice. Mientras, en Hungría, el malvado Orban (en la imagen junto a la lider de Polonia, Beata  Szydlo), que cerraba las fronteras a los refugiados, ayuda ahora a ciudadanos sirios iraquíes a volver a sus países de origen de donde fueron expulsados. Es decir, no se trata de acoger a inmigrantes salvo como último recurso: se trata de ayudar a la gente allí donde tienen sus raíces. Que no es lo mismo. Naturalmente, la Unión Europea se ha visto obligada a poner en entredicho a Polonia y a Hungría, países con déficit democrático a los que se amenaza con sanciones. Son casi terroristas. Hispanidad redaccion@hispanidad.com