¿Es buena o mala la reforma fiscal de Donald Trump? De entrada, es buena, porque positiva resulta toda bajada de impuestos. A fin de cuentas, todo gravamen supone una confiscación de la propiedad privada.

Y en su crítica a Trump hasta el socialista de Paul Krugman, un premio de Nobel de Economía que dice un montón de tonterías pero las dice muy bien, puede acertar. En efecto, ha comentado en El País: "Los republicanos dicen que la nueva ley repercutirá en los salarios pero básicamente beneficia a los accionistas". En eso tiene razón. Los primeros impuestos que hay que bajar son los que gravan el empleo: las cuotas sociales (mínimas en EEUU, máximas en España) y el IRPF. Y lo último que hay que bajar es el IVA, porque a la gente hay que juzgarla por lo que gasta, no por lo que gana.Algo que los socialistas como el señor premio Nobel siempre les cuesta mucho entender.

Es cierto que la reforma de Trump, al bajar el impuesto de sociedades, beneficia a los accionistas (rentistas) pero también beneficia a la empresa que crea cosas y genera empleos. Sobran muchos prejuicios sobre Donald Trump. Pero si se le ve venir...

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