Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad. Sobre todo, en el aspecto tecnológico. Por ejemplo, a alguien se le ha ocurrido presagiar (los presagios gustan a quienes no saben que el niño se fuga de las rodillas de los dioses, es decir a los ignorantes) que el dinero físico tiene que desaparecer, sustituido por el dinero virtual, por ejemplo, por un teléfono móvil. Y eso puede estar bien o mal. Si la tecnología, casada con la comodidad humana, se va imponiendo, poco podemos hacer. Ahora bien, una cosa es esa y otra que nos obliguen, sí obliguen, a hacerlo, por ley. Es decir, en Estado de Derecho pero a la fuerza. Porque entonces la tecnología deja de ser liberadora para convertirse en instrumento de opresión… sin ir más lejos. Hispanidad redaccion@hispanidad.com